viernes, 23 de marzo de 2012

La gota que colma el vaso

Quizá estas fotos no son el mejor ejemplo, basta dar una vuelta por la red para darse cuenta de que el agua, en primerísimos planos, nos oculta instantes llenos de caprichosa belleza. Lo cierto es que nuestro ojo no es capaz de percibirlos, si congelamos la imagen en un instante preciso, un simple grifo goteando sobre un vaso, puede sorprendernos con formas como éstas.

¿En qué estaréis pensando?
Sigue sin llover, se nos agota el agua, pero no se nos puede agotar la paciencia, no puede haber gota que colme el vaso. 

lunes, 19 de marzo de 2012

Jalufo

Hola, amigos, bienvenidos a un capítulo más de la Cuadrilla de los Viernes, el segundo Viernes Sí de marzo. Hubo unas cuantas bajas, como la de los Rodríguez, Agustín y Pedro, y también algún herido, como Paco, que se sacrificó heroicamente y acudió a la cita con gripe, quizá porque no nos podía dejar sin esa parte de cordura que equilibra nuestras reonuniones. Ojalá que para cuando leas esto te encuentres ya recuperado.

Antes de la crónica, como siempre, el tiempo:
  • Habíamos disfrutado de una semana primaveral de mayo, pero el viernes, por primera vez en varias semanas, vimos caer la lluvia. Magnífico espectáculo, aunque fuera poco intenso y breve. El día empezó soleado, o al menos con predominio del sol sobre las nubes, pero poco a poco, conforme avanzó la tarde, se fue nublando. Tenía que llover, estaba claro, acababa de limpiar los cristales. Lástima que apenas fueran cuatro gotas.

Pasemos ya a la crónica. La cena fue deliciosa, aunque carente por completo de virtuosismo, y en esto tiene mucho que ver el Cofrade encargado de la misma, hay que reconocerlo.
Andaba perdido cuando el "Verso suelto" me llamó, y de inmediato le pedí ayuda, le dije que me hablara explícitamente de sus apetencias, y ni corto ni perezoso, sin rubor alguno, empezó a seccionar un cerdito con el bisturí de su aterciopelada voz: careta, panceta, costilla, etc, ya no tenía ninguna duda. Mi repertorio tampoco da para mucho más.
Juanito, el Verso suelto de la Cuadrilla.
Así, pues, la cena se asentó sobre los cuatro pilares básicos de la dieta mediterránea, a saber, careta, panceta, costilla y choricillo. Para añadir algo diferente, y si me apuran, un tanto exótico, se incorporó a la dieta básica salchichón fresco, algo que sorprendió por su gusto, y también salchichas, que no fueron precisamente un éxito.

Tampoco faltaron las ensaladas, Aitor, Ecónomo y Maestro de las ensaladas, se curró una de tomate y otra de lechuga con cebolla.

Por primera vez tuvimos que recurrir a una gavilla de sarmientos del año. Estaba todavía fresca y eso se notaba en la llama, algo azulada, aunque al final, el fuego purificador acabó convirtiendo a estas generosas ramas en candentes ascuas, en energía para asar y aromatizar la carne.
Javi se lo curró de nuevo, en calidad de Maestro Asalari, mientras el resto de la parroquia rajaba y rajaba. Tal fue la pasividad del resto de Cofrades, que tuvo que amonestarnos en al menos dos ocasiones.

El resultado de la exposición de la carne a las ascuas es éste que ven. Los asiduos de este blog habrán reconocido ya a la mítica bandeja de los cosques.

Hay que decir también que Nuria nos subió un par de regalitos gastronómicos: un postre, del que luego hablaremos, y estos canapés agridulces que hicieron las delicias de los Cofrades. En poco tiempo desaparecieron, tenían un sabor desconocido, eran unos entrantes con apariencia de postre, pero en cualquier caso atractivos al paladar. Es verdad que mientras Nuria permaneció en el Refectorio nos moderamos, pero fue marcharse ella y abalanzarnos sobre estos deliciosos bocados, de suave textura y exquisito sabor. Buenísimos, Nuria, merci beaucoup.

Maestro Asalari, Druida de los Ungüentos y Perito en Ranchos y entras muchas cosas. Hagan una visita a su blog, Pedales y Bastones, no tiene desperdicio.

Aitor, nuestro Ecónomo, y Paco, que a pesar de la gripe hizo todo lo posible para asistir. Él sabe muy bien que su grado de cordura es muy importante en el Refectorio.

Nadie maneja las riendas de la Mítica como él.

Posando como adolescentes en el Tuenti, menudo cuajo que tienen. Si os fuerais antes a casita...

Como siempre, al final, lo mejor es la conversación, la charla amigable y ese activador de discursos que es el vino. Por nuestras conversaciones pasó la estupenda temporada del Athletic, y su magnífico papel en Europa. También, como suele ser habitual, hablamos de la crisis, y por asociación directa salió la campaña de la Iglesia, que promete trabajo fijo a quien quiera ser sacerdote. Todos coincidimos en que el sacerdocio, el oficio pastoral, puede ser una buena salida, aunque con la dieta de anoche es difícil que nos acojan en su seno, por mucho que bendigamos la mesa. Cuarto viernes de Cuaresma y nosotros pegándole a la careta, como si estuviéramos en Carnaval. Pero bueno, la ventaja de esta religión es que con confesión, arrepentimiento y una penitencia mecánica y repetitiva todo se puede solucionar. Ojalá que nuestro Verso Suelto se anime y se matricule en el seminario, y ojalá también que cuando acabe los estudios le den parroquia en Briñas, al calorcito del Tobelos. Menudas excursiones que íbamos a organizar, ¡ánimo Juan, que tú puedes!

Y así, enredados en estas interesantes y apasionantes conversaciones, llegamos a los postres. Hubo dos, primero el que subió Juanito, esta botella de Marqués de Riscal, Finca Torrea del 2006. Sin duda un buen postre, agradable a la vista, al olfato y al paladar. Después llegó el segundo, el dulce. Un postre que nos trajo Nuria para resarcirse de aquel famoso flan de amargo recuerdo.

He aquí, queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, la tarta creada en exclusiva para la Cuadrilla de los Viernes. Muchas gracias, Nuria, tu postre fue un éxito rotundo, ¡tarta de fresas! Estamos acostumbrados a dejar las tartas por la mitad, pues solemos recurrir a la pastelería industrial, y claro, no se puede comparar. De la tarta de Nuria no quedaron ni las hojitas de fresa que sirvieron de adorno, nada que ver con las empalagosas tartas de las grandes superficies. Gracias, Nuria.

La emoción fue tal, que Juanito, el Verso Suelto de la Cuadrilla, propuso un brindis por la tarta de Nuria.

Después, como siempre, bajamos al Azalea, y allí nos tomamos unas fotos y unas copas. Ramón no tenía mucho jaleo y convertimos el Azalea en un campo de pruebas fotográficas. Sin embargo, por razones que huelga comentar, pocas son publicables.
Lo sentimos mucho por los voyeuristas que con mórbida pulsión visitan nuestro blog, pero el código deontológico de la Cuadrilla es muy estricto en este sentido, y el Consejo de Redacción no pasa una. Para esos fines, y esto ya lo hemos dicho muchas veces, existen otros blogs y otras webs.

Confórmense con esta magnífica foto de Fausto Coppi, quizá el mejor ciclista de todos los tiempos, cinco Giros de Italia y dos Tours de Francia, entre otras muchas cosas. Coppi corona este puerto desde hace años en el Azalea, al final de la barra, encuadrado en marco dorado, junto a las máquinas. ¡Grande Coppi!

Se acaba así la crónica de otro Viernes Sí, discreto en cuanto a viandas y exuberante en lo tocante a postres.
Al salir del Azalea los pajaritos ya cantaban. Había llegado el momento de rematar la noche, de dar a la velada un brillante colofón, ¿se lo imaginan? Pues, sí, aciertan.
Allons enfants de la Patrie, le jour de gloire est arrivé...

Estaís todos bendecidos, caros amigos.

domingo, 11 de marzo de 2012

Bodegas de Villamediana (Cap.1). La Bodega de Félix.

Queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, bienvenidos a esta nueva sección del blog que se inaugura hoy y que lleva por título: Bodegas de Villamediana. Como habrán adivinado, lo que pretendemos con esta sección es mostrar algunas de las bodegas más emblemáticas y concurridas del pueblo, y si es posible, hablar algo acerca de su historia y evolución.
Alégrense, pues, los aficionados a la espeleología y demás filocavernarios, pues lo que les vamos a mostrar en esta serie de reportajes se ciñe casi en exclusiva al mundo subterráneo, a los calados ganados al cerro a golpe de pico, a esos lugares donde el vino reposa y madura con la paz y el sosiego que le procura el subsuelo.
Hoy, como ya hemos anunciado, vamos a presentaros la bodega de Félix, ubicada en el la misma Cueva del Rincón.
Observen cómo se trata de una especie de galería a cuyos lados se encuentran las recuevas. Nuestra bodega de hoy está justo al fondo de la cueva.
Y si nos damos la vuelta podremos apreciar el acceso desde la superficie por sus pronunciadas escaleras.
La bodega fue excavada probablemente en los primeros años cincuenta del siglo pasado. Cuenta Félix que fue picada por dos asturianos, un padre y un hijo, gente que venía por estas tierras en busca de jornales para segar en la cosecha de cereal. Probablemente estos hombres estaban acostumbrados a bregar con el pico, por tener experiencia en el ámbito de la minería. El resultado es el que ven, esta recoleta bodega abovedada, donde el tiempo es relativo, los móviles no tienen cobertura y los relojes se declaran en huelga. Sí, amigos, sí, son "los sótanos del Paraíso".

Félix me comenta que la tierra fue sacada en cunachos (algún día hablaremos de esta interesante palabra que la RAE identifica sólo en Burgos y Soria, y que en Villamediana es muy común) por su madre, Matilde, y su tía, Consuelo, y si han visto en las fotos anteriores el pasillo y las escaleras, sabrán que fue un trabajo muy duro, nada que ver con el Paraíso. Así que un recuerdo para ellas, esas dos jóvenes hermanas que desconociendo el 8 de Marzo arrearon con toneladas de tierra hacia la superficie. Gracias a ellas, a su trabajo gregario y duro, la bodega de Félix es lo que es, que no es poco, amigos.

En el mismo tiempo, ese padre y ese hijo asturianos, cuyos nombres difícilmente podremos saber, ni tampoco lo que de ellos fue, picaron con idéntico arte y conocimiento la bodega de Domingo, situada justo al lado de la que ahora es de Félix.

 Desde aquí también queremos guardar un recuerdo para ese padre y ese hijo asturianos, y para todos los que en esos años de escasez venían por estas tierras a segar. Lo cierto es que la mayoría eran gallegos, que llegaban desde Orense con una maleta de cartón y un saco con varias hoces de repuesto, para que ninguna contingencia les impidiera ganar el jornal. Se desplazaban sobre todo a Castilla, más cercana, pero también a La Rioja, y en cuarenta o cincuenta días se deslomaban para ganar ese par de miles de pesetas, tan urgente como necesario para su economía doméstica.
Trabajaban de sol a sol, a veces dormían en pajares, se alimentaban en función de la generosidad del patrón, y aunque estaban marcados por el infortunio de los tiempos, como casi todos, ellos parecían conferidos por esa aura de honradez y dignidad silenciosas, tan ajenas al opulento bullicio actual de los mediocres.

Pero, bueno, cerrado el paréntesis, creo que ya va siendo hora de insuflar aire presente a esta crónica. Esta mañana (en la bodega la mañana suele durar hasta las tres de la tarde, incluso, y esto todos lo sabemos, ha habido "mañanas" de casi veinte horas, que se han prolongado hasta bien entrada la noche), como digo, esta mañana me he encontrado con buenos amigos en la bodega de Félix.

La recueva en esencia viene a ser esto, es un lugar donde conversar tranquilamente mientras se echa un vino. Lo que da carta de naturaleza a toda esta historia es, lógicamente, el vino, el escenario, y ese gen desprendido y hospitalario que posee la gente del cerro.

No sé qué tiene la bodega de Félix, pero siempre que llevo a un amigo foráneo acabamos todos liados, independientemente de que sean belgas o gaditanos, todos liados, Félix, los foráneos y quien escribe.
Tato, seguro que tu primo hace las fotos mejor que yo. Dile que no quería usar el flash y que las hice con un objetivo de 35 mm. y una apertura focal de 1.8, vamos, que no iba desarmado. Dile también, aunque es evidente, que tengo mal pulso.


Con estas estampas que recrean la atmósfera distendida y apacible que esta mañana se respiraba en la bodega de Félix, se da por concluida la primera entraga de Bodegas de Villamediana. En sucesivos capítulos seguiremos hablando de estas magníficas catacumbas eucarísticas, no se lo pierdan.
Estáis todos bendecidos, caros amigos.
Salud.

domingo, 4 de marzo de 2012

La SÍ cena con los Güeros

Queridos amigos que nos seguís desde todos los rincones del mundo, para entender esta crónica y comprender el significado último de su título habría que remontarse a "La NO cena con los Güeros" (ver crónica de archivo), sólo así podrán tener una dimensión más o menos ajustada del asunto, y aun así es probable que no entiendan ni la mitad. Pero no se preocupen, a nosotros nos pasa lo mismo.
Así, por sorpresa, avisando la víspera y mediante un emisario (el Uge), la Cuadrilla de los Viernes supo que la afrenta del pasado verano iba a tener por fin su justa reparación, y qué reparación amigos, porque el amigo Eduardo se curró un rancho de cordero digno de ser expuesto en el museo de los sabores. Pero no adelantemos acontecimientos, primero, como siempre, el tiempo.
  • Un sol filtrado por la más petarda de las calimas predominó y aburrió durante toda la jornada. Ha llegado un momento en que cualquier tiempo que no sea lluvioso es malo, tiene que llover, tiene que llover y, como cantaba Pablo Guerrero, tiene que llover a cántaros. No obstante, como prodrán cotemplar en la imagen superior, los almendros ya nos recuerdan que la primavera está al caer.
Pasemos ya a la crónica y seamos sinceros. Al principio, a pesar de la determinación con la que fuimos avisados, es cierto que hubo resquicios para la duda, pero ya no teníamos opciones, los Güeros, mediante emisario, no lo olvidemos, nos pusieron al corriente de su atropellado plan. Pero pronto, y esto también hay que reconocerlo, las dudas se disiparon, pues a la llamada del emisario siguieron llamadas directas provenientes de los propios Güeros confimando que había cena, en fin, la suerte estaba echada.
Y menuda suerte amigos, porque lo que se estaba guisando en la sarten era un impresionante rancho de cordero. Las sonrisas de los Cofrades afloraban en los rostros cuando al entrar en el Refectorio se encontraban con este cuadro, qué maravilla, ¡si parece un óleo de los grandes maestros holandeses! Sí amigos, sí, son los Güeros y esta vez van en serio.
Eduardo no le perdió la cara al rancho en toda la noche, estuvo pendiente de que no fallase nada. A veces nos miraba de reojo, celoso acaso de que alguien diera con el secreto de su rancho. Cómo se lo curró amigos, se notaba que en ese empeño y dedicación había un expreso deseo de agradar, cosa que consiguió, y con creces.
Y entre tanto, Agustín nos trajo unos pellejos de galufo que guardaba desde la matanza. Probamos primero con el calor de la estufa de leña.
Y posteriormente pasamos al fuego real. Pellejo de cerdo pasado por la sartén y debidamente sazonado, espectáculo improvisado que hizo las delicias de los Cofrades. Mientras tanto, el gran Eduardo, con un trabajo prudente y silencioso, aplicaba con toda su ciencia en el rancho.
Ahí lo tienen, sí, amigos, sí, es Juanito, el verso suelto de la Cuadrilla, eso sí, como apostilla él mismo, "de Arte Mayor y con rima consonante". El GPS del olor de los pellejos lo atrajo directamente a la sartén. Menuda casta que tiene el amigo Juan, ahí lo tienen, metiendo la mano en la bandeja de los cosques, y con un vino en la otra, ¡qué estresante es esto de subir a la bodega!
Sí Juan sí, es el Cielo, en concreto una de las estancias de recreo del Paraíso Terrenal, ¿a que se parece mucho al Refectorio de la Domus Áurea?
Pero no nos olvidemos de la gran vedete de la noche, la reina de la fiesta, bullente y caprichosa, emanando vapores que desacían las pituitarias de Cofrades y Güeros.
Eduardo, que sólo perdía la concentración cuando se le vaciaba el vaso de vino, seguía a lo suyo, con la parsimonia de un monje cartujo.Ora el pimiento molido, ora las hojitas de laurel, él a lo suyo, abstraído y abducido por los vapores que destilaba su propia criatura.

Y en eso llegó Carlitos Zabala y nos dejó a todos flipados con esta ensalada de diseño, propia de un Maestro Gourmet. Sí amigos sí, queso, jamón y puerros, y todo ello regadito con aceite de oliva del trujal de Galilea. Menudo chisterazo culinario el de Zabala, y todo hecho así, como un Clint Eastwood de "espagueti western", sin darse la más mínima importancia.
El resultado final, como podrán apreciar, es digno de ser llevado al MOMA o al Guggenheim. Y sí, es verdad, el plato de duralex aporta ese aire vintage imprescindible para ascenderlo a la categoría de arte. Lo hemos dicho muchas veces amigos, y nunca nos cansaremos de repetirlo, "dejen ya de contemplar el ARTE, ¡cómanselo!".
Ahí lo tienen, el Maestro manteniendo un diálogo íntimo con su obra. He aquí una estampa mística, la "vía unitiva" hecha foto. Después de unos eternos segundos en los que Eduardo iba procesando la información que le llegaba del paladar, dijo: "esto ya está".
Un detalle que no debemos obviar, así es como Eduardo sirvió los platos. Esto es lo que se conoce como plato lleno hasta las cartolas, y tiene mucho mérito porque no se caía nada, "el secreto está en sobrarlo sin que se sobre" (sic). Eso sí, al entrar con la cuchara había que tener cuidado para no provocar desbordamientos.
Se bendijo la mesa con un poco de retraso. Algún comensal ya le había hincado el diente al rancho, a pesar de todo, nada impidió que la acción de gracias se llevara a cabo con recogimiento y contrición. Los Güeros no dijeron nada, ¿cómo bendecirán ellos la mesa? ¿Siguen el dogma cluniacense? ¿Usan aún el rito mozárabe?
Así, con los platos y los vasos llenos hasta las cartolas, ¿cómo no íbamos a sonreír? La cena fue amena y divertida, aunque a los pobres Güeros les soltamos una chapa de historias e historietas de la puta mili que ni el gran Ivà y su sargento Arensivia las podrían superar. Por el Refectorio, en desgranadas conversaciones, pasaron: el brigada Cotelo, "el amo del calabozo", la pista americana, el pollo al Francia, Recajo, la Rad, el Cabo Pascual (superhéroe digno de ser inmortalizado en el celuloide), los mulos de veterinaria, la instrucción, el botiquín, el Perolines, y un largo etc, etc, etc.... Y sin embargo los Güeros aguantaron el chapón como unos campeones.
Y cuando los demás dejábamos de hablar de la fiel infantería, iba Fausti y les atacaba con las batallas navales de su heroico periodo en la marina. Y los Güeros, oye, aguantando marea (nunca mejor dicho), y si no miren a Zabala y a Rubén, como si no pasara nada, ¡qué campeones!
El Moro saluda satisfecho, ajeno a la época de las trincheras, a alguna batallita que sucedió entre las compañías de veterinaria y sanidad, "te acuerdas de Navaridas, el de San Asensio, que...", y sin embargo, el joven Güero, como quien no escucha, sonríe y saluda a la cámara.

Qué buena gente son los Güeros, amigos. Ni rechistaron, y para una vez que nos crecimos y les reprochamos el origen industrial del pan, reaccionaron con humildad, eso sí, poniendo excusas infundadas, pero con humildad. Pobre Zabala, en qué apuro lo pusimos, no te lo tomes a mal pero tienes que comprender que..., en fin, que lo tienes que comprender.
Pero todavía guardaban los Güeros un as en la manga, ya ven con qué postre nos deleitaron. Deliciosos trocitos de quesada que desaparecieron como por arte de birlibirloque. Qué sabor y qué textura, estos postres no los prepara ni la mismísima Nuria.

Acababa así una cena histórica, una cena que dará que hablar por el ambiente creado, por la ensalada de diseño de Zabala, por el magnífico rancho de Eduardo y por la chapa que les metimos con las historias de la mili.
Parece ser que se acordó una nueva visita a la Domus de los Güeros, aunque ya en calidad de invitados. De todo ello dará cuenta este blog, no se lo pierdan.

Y por ahora es todo, amigos, no olviden seguir los consejos de Juan: supermineralizarse y supervitaminizarse.

Estáis todos bendecidos, caros amigos.
Salud.