lunes, 1 de agosto de 2011

El Realismo Mágico y Villamediana. Iª Parte. Anecdotario y estampas.

El realismo mágico, aunque se acuñó bastante antes, cobró fuerza en los años sesenta para etiquetar una corriente literaria latinoamericana en la que se mezclaban elementos reales con otros fantásticos, creando así universos mágicos absolutamente verosímiles. Quizá Cien años de soledad sea el paradigma de este tipo de literatura. Se trataría, de alguna manera, de ver a través de los ojos de Don Quijote y que sea cierto (que sea nuestra la certeza). Dicho de otro modo, los creadores de realismo mágico son propensos a ver gigantes y castillos, en lugar de ventas y de molinos; y yo también.
Desde entonces se habla de America Latina como una tierra de realismo mágico. Pero, ¿sólo América Latina? ¿Acaso Villamediana es América Latina? Pues, bien, la Cuadrilla de los Viernes y sus Cofrades abogan por la defensa de nuestro pueblo como escenario de realismo mágico.
Villamediana vista desde las bodegas. El parecido con Macondo es casi... mágico.
¿Se  imaginan ustedes, por ejemplo, un par de señales de paso a nivel sin barrera en mitad de La Plana? (La Plana es un término de Villamediana donde predomina el cultivo de vid). Si alguien lo escribiera en un relato diría… “joer, qué flipaos”. Eso les pasaría porque no saben ver con los ojos de Don Quijote.

Ojo al tren. Paso sin guarda. Y es lo que es, no hay montaje, ni es un molino de energía eólica. Es lo que es.
¿Se imaginan a un vecino de Villamediana, no sé... cuyo nombre pueda responder a las siglas JPR, ir a pasar la ITV con una VESPA de las de leyenda y que los mecánicos le hagan la ola, le pidan permiso para fotografiarse junto a ELLA, le agradezcan la deferencia de haberlos vistitado, le absuelvan de toda prueba, y le rueguen encarecidamente que se vaya sin pagar pidiéndole disculpas por las molestias? Pues créanselo, es cierto. Si bien, son libres de no creerlo, pueden seguir viendo molinos y ventas, no está prohibido.
 
¿Realidad o fantasía? Es lo que debe de pensar Gregory Peck al verse en una VESPA de paquete de Audrey Hepburn. A ver dónde pones las manos, Goyo.
Sí, está claro que las historias de García Márquez o de Carpentier son geniales, pero no nos olvidemos del difunto Zaca, y sus magníficas aventuras, como la de la patata, la del pimiento o la de la llave inglesa en el avión, entre otras muchas (algún día tendremos que dedicar un monográfico para Zaca), ni de Agustín el de la Pía, el mejor narrador de las victorias de Bahamontes que ha habido nunca. Su literatura era oral, no escrita, pero no dejaba de ser literatura, ellos constituyen auténticos argumentos de autoridad para defender la tesis de la Cuadrilla de los Viernes: que Villamediana es un espacio de realismo mágico.

Acérquense al pueblo, suban a la bodega, tomen el porrón, siéntense en la cuarta o quinta escalera (para saberlo con mayor precisión consulten a la Cátedra), echen unos tragos, cierren los ojos y déjense llevar. Lo mismo hasta ven un vespino con un corcho de garrafón de cántara como tapón del depósito, ¿quién sabe?
Como para pasar la ITV. ¿No?, ¿o sí?
Ah, todavía no ha llovido para arriba, pero todo se andará. De momento, observen esta gota de agua, captada en una cocina de Villamediana, preguntando por dónde se va al cielo.
Estáis todos bendecidos.

1 comentario:

  1. Me encanta la descripción de Villamediana: parece que el realismo mágico es más real que nunca. El corcho como tapón del depósito me ha llegado al alma, ni qué decir tiene la señal del paso del tren en la plana.Realismo al cuadrado: que no son molinos, sino gigantes. Eso es lo que veo. Un abrazo cuadrilla.

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